divendres, 29 de juny del 2012

Jaque mate, Rey.

Las cosas pasaban demasiado rápido. Todo empezó a volverse de rojo, de pasión, de deseo. Caminaban a ciegas entre la multitud de personas de ese lugar, esquivando rápidamente los pocos obstaculos que les obligaban a separarse.
Finalmente, llegaron a esa oscura habitación. Estando a solas, podía comenzar la verdadera acción. El ambiente indecente, pobre, de aquel motel, a dos calles de la discoteca, era un toque extra que añadía todavía un poco más de excitación al asunto. Prendas de ropa empezaron a volar por los aires, dejando desnudos a dos cuerpos con ganas de todo. Gotas gordas de sudor, caían y revalaban de piel a piel, de cuerpo a cuerpo, dejando que la pasión encontrara su lugar entre los dos cuepos, sin separarse ni un instante de aquella sensación de máximo placer. 
Las horas pasaron, y las ganas junto con las fuerzas, se esparaon por la ventana de aquel motel de mala muerte. Acabados, sin aliento, dos cuerpos tendidos en la cama. Ella cruzó una mirada fugaz con él, los dos estaban pensando. Acababan de terminar con un acto que, anteriormente, se daba entre el rey y su sirvienta. Ella se levantó de la cama sin emitir palabra, sorprendiendo a Tom. Cogió su ropa y comenzó a vestirse de nuevo. 
 Espera, ¿te vas?  reaccionó él.
 Qué rápido eres, para ser hombre. Somos muy diferentes, solo conicidimos en que los dos vemos la cama como algo más que un lugar para dormir. bromeó ella, mientras se peinaba un poco con los dedos.
El chico salió de la cama de un salto, para ir tras ella antes de que se fuera. 
 Podrías taparte -dijo la chica mirando de un lado a otro para comprovar que no había nadie en el pasillo. 
 Admíte que me necesitas. 
 Ese es tu problema. Te crees que lo eres todo dijo riendo.
Se acercó de nuevo a él, muy cerca. 
 Esa es la diferencia cariño, yo he necesitado  una noche contigo para saber que no vales tanto la pena. Y tú seguirás necesitando noches como esta porque solo conmigo sientes que lo eres todo.
Soltó una risotada y dio media vuelta. El chico se quedó allí plantado, desnudo, en la puerta de aquella habitación, de aquel motel. Volvió a mirarla una vez y se dio la vuelta para ir a vestirse y largarse. Al cerrar la puerta creyó escucharla decir algo así como "Jaque mate, rey". 




Cobardía.

- Aquí el problema siempre has sido tú, no yo. Tú y esa maldita cobardía que treas pegada al zapato. 
Mordí mis labios antes de hablar. Puse los ojos en blanco y los moví de un lado a otro, permitiéndome a mi mismo vistas de todo lo que nos rodeaba. Estoy convencida que él sabía que tenía razón, que no podría encontrar alguna excusa lo suficientemente buena para hundir mi teoría, lógica, en contra suya. 
- ¿Me llamas cobarde a mí? -soltó una risa irónica, que incluso me asustó-. Creo que no soy yo el que te ha evitado durante las últimas semanas con excusas malas y sin ninguna solidez. Yo no te he esquivado con una cara de muerto mal viviente que solo desea matar a todo lo que se le atraviese en el camino. -dijo subiendo su tono de voz y mirándome con mala cara. 
- Lo mio no es cobardía cariño, se llama dignidad. No creo que la conozcas, y mucho menos que la comprendas. -dije con rabia, reprimiendo mis ganas de tirarme encima suyo-. Deberías saberlo, después de todo la que debería tener más dignidad que yo es tu prometida. Es a ella a quien estás engañando, no a mí. 
Vaciló unos intantes y vi como su rostro luchaba por no ponerse tenso. Cerré los puños con fuerza; estaba deseando coger una pistola y apuntarle en la cara mientra le decía mil veces lo cobarde que había sido para afrontar nuestra relación en todo este tiempo. Pero yo no era como la salvaje de su prometida, así que conté hasta diez lentamente para tranquilizarme. 
- Mírate. -susurré, le observé fijamente, de los pies a la cabeza, con los labio torcidos. Ya no me provocaban ganas de besarlo, en ese momento solo quería golpearlo-. Hasta los problemas tienen más valentía que tú. Por lo menos, ellos nunca huyen, por muy malas que sean las consecuencias. Los problemas siempre están detrás de ti, no desaparecen. Te buscan hasta que te encuentran y te exigen que saldes las cuentas pendientes que tengas con ellos. No huyen, no corren, no se callan, no te mienten. Pero lo que tú tienes de guapo, lo tienes de cobarde. 

dijous, 28 de juny del 2012

Te quiero, te lo merezcas o no.

- Dímelo -dice la chica rubia con curvas de infarto y tacones rojos. 
Le mira fijamente a los ojos; una guerra de miradas, en las que siempre gana él. Pero esta vez es diferente, en su mirada se refleja miedo, inseguridad. Mientras que en la mirada de ella, con un toque brillante en las pupilas, se refleja la picardía que normalmente tiene él. Sonríe, pícara, y muestra su perfecta boca, tan adictiva para él. 
- ¿Por qué? -pregunta apartando la mirada de la suya y fijando sus ojos en el horizonte. Hoy el cielo está precioso, como ella. Como esa chica rubia que le robó el corazón desde el primer momento en que la vió. En aquella fiesta de algún amigo poco conocido, con su falda ajustada y corta, pero sin dejar ver nada, y sus tacones... los mismo que lleva hoy. Baja la mirada hasta esos zapatos rojos y sonríe al recordar cómo la conoció.  
- Necesito oirtelo decir -se ruboriza al pensar que quizás se está haciendo un poco pesada, una molestia.
- ¿Y qué pasará después de decirte que me gustas? -pregunta, esta vez mirándole fijamente pero sin apartar la vista. 
- Pues te diré que mi corazón es tuyo. No sé si lo mereces, pero no me importa, porque no te quiero porque lo merezcas. Te quiero porque sí. 

Punto débil.

- Tú eres mi punto débil. 
- Tú, mi punto fuerte.
- Si te tocan... me hundo.
- Si te tocan, los hundo. 


Princesa intoxicada.

Lo reconozco, yo no soy tan fuerte como quiero aparentar ser; soy más bien débil. Mi madre me dijo que te conviertes en débil cuando te enamoras, cuando quieres a alguien. No sé si ese es el motivo, o simplemente nací así, pero lo soy. Soy débil e indefensa. No me gustan las peleas, pero reconozco que alguna vez soy yo quien las empieza. 
No sé si llegaste a notarlo, pero tus amenazas me las pasaba por debajo de mis piernas. Tus insultos me producían cierta vergüenza, al escucharte pronunciarlos tan mal, y tus manos muy adictas a los estirones de pelo, me divertían. 
No sé también lo llegaste a notar, pero me hacia gracia la extraña forma que tenías de reírte y humillarme cuando, pocas veces, yo te dejaba mal. O lo cínica que te volvías cuando salías bien en la misma foto que yo. 
Te voy a ser sincera, llegaste a causarme más de un complejo, cuando me decías que era del montón, cuando siempre he sido, interiormente, más preciosa que tú. ¿Te suena la frase "puedo limpiar tu belleza con un clinex"? Pues aplícatela. ¿Recurdas cuando me tocabas el pelo para despeinarme, o cuando te pintabas los labios de un color llamativo y brillante con el próposito que los tios se fijaran más en ti que en mí? Pues permíteme decirte que eso muestra tu inseguridad.
No sé si te diste cuenta alguna vez, o estabas demasiado pendiente de tus uñas, pero cuando lloraba no era por ti. Era por todo lo que me hacías sentir dentro, y por todo lo que me hacías creer que era. 
¿Te diste cuenta, droga intoxicada, que todo lo que te dije un vez, era pura mentira? Fue un puro error 404. Puro error de un ordenador, que quería quedar bien. No sé si te diste cuenta, mejor enemiga, pero esta guerra la iniciaste tú solita.
¿Sabes el problema que tenías conmigo, bicho? Que te diste cuenta que yo era más fuerte que tú. Nunca tendré tanta boca como la tuya, por sé defenderme.  Sé ser barriobajera, sin dejar de ser una señorita como la que soy. Sé dar pena y llorar para que todos se centren en mí, como hacías tú. Sé ser falsa si me lo propongo. Sé  colocarme el sujetador para aparentar cosas que no tengo. Sé hacer que un chico caiga, es simple: carmín y ropa suelta, sí, esa que llevas tú. 
No sé si te has dado cuenta, o te lo han dicho alguna vez, pero era muy fácil ser tú, cuando me insultabas y me llamabas todo lo que eras tú. Siempre he pensado que todos los problemas que decías tener conmigo, eran los que tenías contigo misma; yo era el espejo y tú me escupías todo lo que no te atrevías a decirte a ti. Al fin y al cabo, tú solo me criticabas por ser diferente a ti. Que te quede clara una cosa, nunca me gustaría ser tan chica fácil como tú.
No sé si lo sabes, pequeña maldad con rímel y tacones, pero me insultabas porque yo tenía algo que tú nunca tendrás.
Personalidad. 


dimecres, 27 de juny del 2012

Dejas que esa persona se marche de tu vida, con una sonrisa en tu cara y lágrimas rozando cada centímetro de tu alma.

Silencio. Nadie sabe muy bien qué decir, creo que sobran las palabras, porque ninguna hará que me sienta mejor. 
- Yo ya me voy, perderé el vuelo. 
Asiento lentamente. Un nudo enorme en mi garganta me corta el aire y no me permite hablar. Se gira y antes de subirse al coche con camino al aeropuerto, me dice adiós con la mano. Le respondo con una de mi mejor  sonrisa. Sonrisa falsa y con cierto gusto a sal. Me limpio las lágrima con la manga de mi jersey morado. El coche negro ya ha pasado el límite de mi campo visual, ya no está. Y ahora es cuando me dan ganar de abrazarla y decirle lo que en estos meses no le he dicho. Que la voy a echar de menos, que es mi mejor amiga y no va a cambiar, porque no quiero que cambie. Que la distancia que nos separa, es la misma que nos une. Una mano se posa en mi hombro y me obliga a girarme. Ha venido... 
- Tarde, como siempre -digo sin cambiar mi expresión de asco y tirsiteza. 
- Lo sé, me he dormido. ¿Hace mucho que se ha ido? 
Sacudo la cabeza, a penas hace unos minutos. Unos minutos en los que ya la extraño. 
- Os seguiréis viendo, nada tiene por qué cambiar, cariño -acerca su mano a mi cara, pero la esquivo con facilidad. Hoy no estoy de humor para sus cariñosas muestras de amor. 
Me mira con tristeza, casi diría que le duele tanto como a mí que mi amiga se haya ido. Pero no, no le importa lo más mínimo. Vuelve a mover su mano, esta vez para coger la mía, y ahora ya no lo evito. No tengo ganas ni ánimo de discutir. Me sonríe, con tanto amor, tanta ternura, que se me hace imposible no devolverle la sonrisa. Y por un momento me siento culpable. Culpable por sonreír cuando mi mejor amiga se ha ido a vivir al otro lado del "charco". Y como si me leyera la mente, mi novio me mira a los ojos antes de decirme:
- Ella quiere que seas feliz. Eres su mejor amiga y te quiere. Si fueras tú quien cogiera hoy un avión con destino a muy lejos de tu vida habitual, dejando a las personas que quieres, ¿te gustaría que estuvieramos llorando y hundidos a cada momento?
- Supongo que no. 
- Pues entonces hazlo por ella, sonríe.
Me entran ganas de llorar cuando le escucho la última frase, refiriéndose a ella, a mi mitad, a mi alma gemela, a la que alimenta mi locura y la que la frena. Pero reprimo y me trago las lágrimas que quieren salir y después de un ruidito que sale de mi boca por tragarme las lágrimas, sonrío. Esta vez sin remordimiento ni culpa aparente. Sonrío, por ella. 

Luchar por ti.

A pesar de que mi memoria algún día me falle, que fallará, quiero recordarte siempre. No por la persona que me dejó ir, sino por la persona que nunca se cansó de mí. 
Mi estrategia es simple, consiste en que llegue el día en el que me necesites, no sé cómo ni por qué. Voy a dejar de esconderme detrás de la escusa de "no es orgullo, solo que soy lo suficiente lista como para saber que no merece la pena luchar por ti". 

dimarts, 26 de juny del 2012

"Nunca me rendiré, Jack"

Una travesía inigualable, el mejor barco. 
Iba a ser el mejor viaje de mi vida, el primero y el mejor, luego comprendí que ese barco estaría siempre conmigo. Y ahí, en ese barco lleno de sueños, lo conocí, Jack, el primer hombre al que amé de verdad. Solo con una mirada, la primera vez que lo vi supe que sería para siempre, y así fue, y aún llevo su sonrisa clavada en mi mirada, y el tacto de sus manos acariciando mi piel. Hasta fui su mura, y me pintó desnuda, dibujó en el lienzo más que mi cuerpo desnudo, dibujó a mi verdadera yo. 
No sé por qué tuvo que irse él y no yo; decidió anteponer mi vida a la suya, y aún le recuerdo tiritando de frío. O su cuerpo mientras caía al fondo del mar, y sabía que se había muerto el amor de mi vida. 
Ahora, sé que montar en ese barco fue la mejor decisión de mi vida, conocí al único hombre  que supo hacerme feliz. 
Titanic, 1997.

Nunca admitirás que quieres a alguien, hasta que le veas queriendo a otra persona.

Se levanta de la cama sin hacer ruido, se gira para mirarlo una vez más. Qué tierno es cuando duerme. Y cuando no duerme. Se pone sus pantalones cortos azules y sale de la habitación. 
Se siente mal, en el fondo no lo gusta hacer esto, pero se lo prometió a ella misma. No más amor en su vida, no más enamoramientos, no más "te quiero" verdaderos. Cierra la puerta principal, con cuidado. Demasiado daño ha sufrido ya. Ahora es hora de devolverlo. Ahora nadie más se va a reír de ella, ya no. 
Se mira en el espejo del ascensor. En el fondo, no está contenta con lo que hace. ¿En qué se ha convertido? Hacer daño a los demás, no le hace sentirse mejor. Resopla y se vuelve a mirar. Las puertas del ascensor se abren y entra una ancianda con bolsas de la compra, se intercambian una sonrisa falsa y espera a volver a quedarse sola de nuevo para volver a reflexionar. Sabe que no está bien. Pero tampoco quiere enamorarse. Es la seguna vez que termina en la cama de ese chico. Maldita coincidencia... o destino. No, no y no. No puede gustarte. Es uno más. Solo un juguete. Y de repente, le entran arcadas. ¿Cómo ha llegado hasta este punto? Ahora es ella la que juega, ahora se ha convertido en lo que siempre ha odiado. Ahora se odia. Pulsa un botón del ascensor y éste vuelve a subir. Llama a la puerta, avergonzada, pero hace lo que debe, lo que siente. La puerta se abre y aparece su cara, enfadada, pero cambia al verla. 
- Yo... lo siento...
No la deja terminar. La besa, sin rencor, sin odio, con amor. Y después de  mucho tiempo, ella se deja y vuelve a entrar en el mundo del amor. 

dilluns, 25 de juny del 2012

Cómo terminé volviéndome yo.

Ven, te contaré la historia de aquella inocente chica que se enamoró de ti y terminó contando su historia a cualquiera que estuviese dispuesto a escuchar; de cómo sus brazos se rompieron de tanto darte abrazos que nunca correspondías; de la forma en la que quemabas su piel con tus caricias llenas de mentira; de la manera en que sus ojos se volvían cristales hechos pedazos por tante mirarte, aunque no le prestaras atención; de las tantas veces en que sus mejillas se desvanecieron de la vergüenza cuando la humillabas públicamente. Y por si fuera poco, te contaré el triste final de cómo ella murió de tristeza, murió esa niña dulce e inocente; y cómo  terminó volviéndose yo. Una reconrosa, dolorosa y destrozada yo. 

diumenge, 24 de juny del 2012

Egocéntrica.

Ponte guapa, coge los tacones de tu hermana mayor de ese armario que tan prohibido tienes. Mídelos, que superen los diez centímetros y póntelos hasta perder el equilibrio, hasta que te entre vértigo a casa paso que des y comprendas que tú también puedes deslumbrar como una estrella. Ponte un vestido corto, apretado, sugerente y provocador. Vístete del color más llamativo. Maquíllate hasta que tus padres te digan que eres demasiado pequeña para ir tan pintada por la vida. Haz que tus pasos suenen a pesar del alto volumen de la la música. Pídete algo que tu edad no te premita beber. Acércate a ese chico rodeado de chicas y déjales claro que para zorras ellas, zorra tú. Sácalo a bailar, dale un número nacido de tu imaginación. Y sobretodo, lo más importante, cuando te pillen, promete que nunca volverá a pasar. 

Ser diferente.

Hoy, me he levantado pensando en mi vida; en por qué estoy tan perdida, en por qué soy tan antisocial, en el por qué de mis constantes cambios de humor, pero las respuestas se hacen de rogar. 
Mi vida básicamente se basa en fracasos, caídas, decepciones y vergüenza. Con el tiempo todo esto pareció que iba menguando, pero supongo que el daño ya estaba hcho. No recuerdo si fue por eso o siempre he sido así de insegura, de frágil, con esa necesidad de gustar a la gente pero a la vez borde, fría. No recuerdo en qué momento decidí que mi mundo inventado era mejor que el real. No lo recuerdo. Es como si mi cabeza hubiese decidido ponerse a borrar recuerdos. No sé quién soy, quién quiero ser o quién fui antes, y eso me hace sentir realmente mal. Pero creo que el mayor de todos los problemas que tengo es que no sé cómo me siento, estoy acostumbrada a responder a las típicas preguntas de "¿cómo estás?" con un simple "bien". Pero en realidad no estoy bien, pero tampoco estoy mal; es como un estado de indiferencia, no sé expresarlo. No estoy bien, ni estoy mal, no estoy contenta ni triste, no sé como estoy. 
Y mis continuos cambios de humor tampoco ayudan demasiado a aclararme. Y tengo miedo a perder a mis amigos por esto, porque intento aclarar mi cabeza, mis ideas, intento que mis fracasos y decepciones no puedan conmigo, pero ver como los demás triunfan, los demás son felices y yo estoy aquí sola, en medio de un montón de gente sin saber qué es lo que quiero o quién soy. 
Es raro. Soy rara. Y tengo miedo a tener ganas de llorar sin saber el por qué. 

Reina de corazones.

Se divertía destrozando vidas, rompiendo parejas y acabando con las esperanzas de los demás. Ella creía ser única. Ella quería popularidad y chicos, muchos chicos. Nunca estaba satisfecha, siempre quería más. Necesitaba que todos supieran quién era, o quién aparentaba ser. Quería que su nombre fuera conocido, casi tanto como sus dotes de seducción. 
Cuando se miraba en el espejo, no se veía a ella misma. No era es niña inocente que solo quería ser lo suficientemente guapa para estar a la altura. Ahora es otra chica, diferente. Destrozada por dentro de tanto alcohol y de tantas ganas de ser mayor. 
Ahora todos la conocen, por su mala fama, por sus malas compañías y sus ganas de hacer todo lo que no debe. Ahora, es conocida como la Reina de corazones

Lo que realmente importa, no se encuentra en el exterior.




dijous, 21 de juny del 2012

Querida amiga, o mejor dicho: Querida desconocida.

¿Dónde dejaste todas aquellas promesas que incumpliste? ¿Dónde quedaron nuestras noches juntas? Te marchaste para no velver más. Pero ahora yo no quiero que vuelvas. No quiero que vuelva aquella amiga a la que tanto quería, porque creo que ya no existe. Juraste que nunca acabaríamos separadas. Pero una vez más, rompiste tu promesa. 



dimecres, 20 de juny del 2012

Y es así,

Cuando no estás conectado, deseo que lo estés; y cuando lo estás, no te hablo por miedo a ser pesada. 

Sin ti, esto no encaja.

Y cambias. Dejas el mundo a un lado para fijarte solo en él. En ese estúpido y egocéntrico que te mira con superioridad. En ese que te ve con tus amigas y las mira a ellas, y no a ti. Ese que no deja a un lado sus malos hábitos. Ese por el que matarías por cada centímetro amargo de su boca. Por cada lágrima que suelta y por cada sonrisa pícara. Por su cuerpo. Porque, quizás no sea perfecto, pero le falta poco para serlo. 
Y entonces lo sabes, te das cuenta que te has enamorda. Lo ves y, esa sonrisa tonta que aprece en tu cara. Te vuelve loca. O cuando se acerca, y te tiemblan las piernas. Una simple caricia te provoca ese cosquilleo que inunca tu cuerpo y te vuelve débil. Ante él, eres indefenda, y lo sabe. Pero, cuando vuelves a ser tú y re recompones, intentas disimularlo. Le coges del cuello de su camiseta y le gritas barbaridades. Le dices que es un cínico, que no le quieres. Le gritas de todo. Pero... no puedes. No haces nada de lo que has dicho. Lo  único que puedes hacer es esperar sentada a que te abrace. A que te diga que te quiere, y que quiere fugarse contigo. Que quiere salir de lo habitual. Que quiere ser el primero y el último. Que quiere hacerte feliz, y sí... ¿por qué no? También quiere tener hijos contigo.
Y esperas cada día, esperas poder volver atrás. Quieres cambiar vuestras conversaciones. Que te deje de hablar de 'sus noches' y 'sus chicas'. Que pare de repetir que es joven y que no quiere compromisos. Que cuando se te acerque, no sea para hacerte una broma. Que deje de comportarse como el chico perfecto. Que grite que me quiere, que sin mí no puede. Que haga locuras.
Esperas que algún día se de cuenta de que sois perfectos el uno para el otro. Y que la vida no sirve de nada si estáis separados. Porque sois como dos piezas de puzzle, y si estáis separadas, todo lo que hay en vuestro alrededor, no encaja.



Esa chica.

Sí, soy esa chica que cuando se aburre se pinta la mano o dibuja corazones en sus libretas. Soy esa chica que se tatuaría en la cadera la bandera de su tierra, o la chica que canta hasta llover. Que sufre hasta romperse el alma o que baila hasta dejarse las rodillas. Que sonríe incluso cuando no tiene ganas. Que le encantan las películas de amor y con finales felices, y la que llora con los finales tristes. Soy esa chica que se muere por ese chico
Ese chico que cuando ríe, parece que hasta la sinfonía de la alegría de Bethoveen le tenga envidia. Ese chico que se tira una hora hablando con la primera chica guapa que pasa por delante. Ese chico guapo, provocativo. Ese chico que hace equivocarme, que provoca que caiga en la misma piedra contínuamente. Ese chico que hace de mí la persona más débil.
Soy esa chica que un día cruzó la mirada con ese chico. Y desde ese día, sí, soy esa chica que en los corazones de mis libretas, está escrito su nombre. 

dimarts, 19 de juny del 2012

Prometo estar siempre ahí.

- Esto no es justo, no me lo merezco -me mira con los ojos brillantes y rojos, no soporto verla de esta forma así que desvío la mirada hacia la ventana. 
- Yo tampoco me lo merecía. Normalmente, las cosas que crees que nunca te van a pasar, te pasan. Y duele, lo sé.
- ¿Cómo te diste cuenta, tú? -me pregunta mientras la observo haciendo gestos con las manos para que la mire de nuevo. 
- Es simple, -empiezo a hablar mientras tuerzo la boca, en otra circunstancia eso podría interpretarse como una sonrisa, pero no lo es-. ¿Recuerdas todo lo que pasó hace un par de meses? 
- ¿Te refieres a cuando lo pasaste tan mal por...?
- Sí, a eso me refiero. Pues bien, yo las necesitaba y ellas desaparecieron. 
- ¿Así de fácil? ¿Así de rápido?
- Entonces no me pareció fácil ni rápido, me hundí. Me hundí de tal forma que no era capaz de ver las cosas con claridad. Llegaron a ser tan importantes en mi vida que... no lo sé, me precipité demasiado al creer que ellas estarían siempre, para todo. Pero no fue así, desaparecieron. Ellas sabían perfectamente cómo me sentía. Creo... que les gustaba verme sufrir, parecía que lo disfrutaran. 
- ¿Enserio crees es eso? -me mira sorprendida, como si fuera algo extraño lo que acabo de decir, pero no lo es. 
- Sí. Las veías a ellas, sonrientes, aparentemente felices. Pero no lo eran, yo sé que no lo eran, yo las conocía demasiado bien. Pero luego me veías a mí, completamente sola, me faltaban ellas y eso se notaba. Ellas lo sabían, sabían que las echaba de menos. Intenté hacerme la fuerte, pero el papel de la "señorita todo me va bien" no es mi papel. Nunca lo ha sido.
- ¿Aun las echas de menos?
- Las veo cada día, no puedo echarlas de menos -pongo los ojos en blanco y después sonrío. 
- Ya me entiendes... -dice sonriendo dulcemente. 
- Creía que nunca dejaría de echarlas de menos, pero hoy ya no son importantes en mi vida. Ya no forman parte de mi mundo, solo son otro capítulo. Solo uno más. 
- ¿Y ya está? -me pregunta mirándome a los ojos, como si esperase algo más. Me encojo de hombros y espero a que vuelva a hablar-. Vamos, sé que hay algo que no me has dicho.
- No se te escapa una, ¿eh? 
- Te han delatado tus ojos, como siempre -rie y espera a que empiece a hablar antes de acomodarse más en el pequeño sofá. 
- Veras, quizás no sea tan fácil como puede parecer desde fuera. Me decepcionaron, pero quizás yo también a ellas. La verdad, siempre me he sentido culpable en toda esta historia. Creía que si se habían alejado, era culpa mía. Que yo había cometido el error, pero como era incapaz de encontrar ese error, me cerré en mi misma, olvidándome de las personas que tenía al lado, las que valían de verdad. Me olvidé de todos ellos para centrarme solo en esas personas que no se merecían ni un segundo más de mi vida. Y entonces... -me quedo callada y aguanto las ganas de reirme cuando veo la cara de impaciente que pone mi amiga. 
- ¿Entonces, qué? -me dice con los ojos abiertos como platos. 
- Entonces, alguien, me enseñó que amigos de verdad, se tienen pocos. Que muchos solo están por conveniencia, y muy pocos por ti de verdad. Y sí, sé que ahora lo estás pasando mal, pero ya ha llegado el momento en que te des cuenta de que pocas personas estarán ahí para todo. 
- Entonces, tengo suerte de tenerte, ¿no? -dice sonriendo, otra vez.
- Yo no voy a dejar que pases lo que he pasado yo, no quiero. Puedes estar tranquila, yo voy a estar siempre.
- ¿Lo prometes? -dice mordiéndose una uña.
- ¿Y tú? -digo imitándola. 
- ¿Lo prometemos juntas? -dice tirándome un cojín. 
- Te lo prometo -decimos a la vez. 

Olvidar es de cobardes.

Los recuerdos corren a tu alrededor, te rodean, se acumulan. Chocan contra ti y dependiendo de lo fuerte que seas tú o sean ellos, caerán ellos o tú. Tú caes y te recuperas. Ellos caen y los recuperas con el tiempo, reconstruyendo fotos amarillentas como si fueran las piezas de un puzzle, y después de ese rompecabezas te preguntas por qué olvidaste si en realidad eras feliz, pero sin nostalgia porque ahora también lo eres y sin tener que esforzarte en reconstruir tus pedazos, ni en recordar. Recordar es de valientes. 



dilluns, 18 de juny del 2012

Mira, te voy a ser sincera;

No te voy a pedir el cielo ni la luna, ¿para qué lo quiero? Me interesa estar contigo, y si te pido algo será más tiempo para pasar contigo y verte. No, no quiero que dejes de hacer lo que te gusta, si quieres salir con tus amigos no tengo ningún problema, confío en ti. Puedes tener todas las amigas que quieras, pero no seas demasiado cariñoso con ellas cuando esté yo, que duele. Y si aveces desconfío, es porque lo nuestro tambien se inició con una amistad. Quiero que seas feliz, y que seas tú mismo. No quiero que cambies por mí, y espero que tú tampoco quieras cambiarme. Te quiero, pero no te aproveches de eso.

Prométeme una cosa,

Prométeme que te vas a ir, que me vas a dejar, prométeme que me olvidarás y yo te prometo que no volveré, te aseguro que no sabrás más te mí. Déjame seguir hacia adelante, déjame empezar a vivir mi vida, pero esta vez sin ti. Vete ya, pero antes, prométeme que no vas a voler, no ahora, que ya he empezado a saber vivir sin ti. 

Cuídala mucho.

Porque mientras tú no le hablas, otro se muere de ganas de que le responda a un simple y tímido 'hola'. Mientras a ti no te apetece salir esta tarde con ella, otro hace lo que sea necesario para que acepte sus propuestas. Mientras tú no la valoras, otro la hace sentir alguien especial. Mientras tú no la escuchas, otro la aconseja, sabe sus problemas y se preocupa por ella. Mientras tú la haces llorar, otro la hace reír. Mientras tú tonteas con otras, otros tontean con ella. Mientras tú le dices adiós, otros quince le dicen hola. Mientras tú te callas lo que sientes, otro  le dice que la quiere. Mientras tú la pierdes, otros la enamoran. 

L'été est là.


C'est l'été. 

Adiós examenes, adiós deberes, adiós estrés. Hola vida, te echado de menos. 
Volver a tener la sensación de tener el mundo a tus pies con tus pantalones cortos y tus gafas de sol. Eres el centro del mundo y del calor. Eres el punto perfecto de mira. Eres orta vez tú, y no la persona que tus profesores y padres quieren que seas. Adiós a tener que estudiar para los examanes y adiós a ese estrés continuo al que llamamos rutina. Hola, veranito. Hola, playa. Hola vida social. Bailes, fiestas, esto acaba de empezar. Esto empieza ya.  

dijous, 14 de juny del 2012

Métetelo ya en la cabeza.

Ese día que sé que no has olvidado, sí, ese día en que nos prometimos querernos siempre, yo no necesité ningún contrato ni ninguna prueba para demostrarlo en un futuro. Yo no necesitaba promesas ni juramentos, porque ya era consciente de que ese día, el siguiente y todos los que viniesen te iba a seguir queriendo igual.
Tus promesas, quedaron olvidadas el día 13 de Mayo. 

dimarts, 12 de juny del 2012

Si no estás.

- Si me fuera, ¿me echarías de menos?
- ¿Acaso tú me echarías de menos a mí? 
En ese momento, solo giré la cabeza. Era mejor no responderle. Él sabía perfectamente la respuesta, pero mi corazón volvía a encogerse de nuevo, poquito a poco. No tenía fuerzas ni ganas para decirle que no podría soportar su ausencia. Él reía, con su risa hirónica de siempre. No sonaba nada convincente. Como siempre. Él y sus manías, él y sus preguntas, él y sus respuestas. Él y su sonrisa. Cada día me desconcertaba más. 
Me pregunto qué haré cuando no esté. Lo peor de todo es que aun no le he encontrado respuesta. Ojalá todo no me recuerde a esa voz, a esas ganas de vivir. Ojalá todo sea sin ti el día que no te tenga. 


Los juegos del hambre.

- Creo que no funcionaría. Ganar... no ayudará, en mi caso.
- ¿Por qué?
- Porque... ella está aquí conmigo. 



"La violencia crea más problemas de los que resuelve".


¿Por qué estás...














...tan lejos?

dilluns, 11 de juny del 2012

Los juegos del hambre.

    

        

                                                  

     

     

                                                 

     
                                                 

dissabte, 9 de juny del 2012

Supongamos que lo nuestro era real.

Las cosas claras, por su nombre y despacito para que no duela. ¿Sabes? Estoy mejor sin ti. 

Se acabó esa chica que todos toman por tonta.

Giro de 180º en mi vida. Ya empezaba a ser necesario este cambio. Tengo ganas de ser mala. Jugar con la gente que un día quiso jugar conmigo, o incluso jugar con otros que no tuvieron nada que ver, simplemente están en el momento y sitio adecuado. Besar sin decir te quiero. Quiero un chico que me arriune el pintalabios, no el rímel. Me he hartado de cuentos de hadas con final feliz y prínciper azules que no existen, que destiñen con el tiempo. Harta.
Hoy las cosas van a cambiar. Saldré con un vestido tan corto que tenga que estar bajándomelo contantemente. Pasaré la noche con él, le daré un número falso y dejaré que el destino se encargue de decidir si vuelve a saber algo de mí. Volveré a casa con los ojos rojos y los tacones en la mano. Y cuando me pregunten, fingiré que nada ha pasado, que todo ha sido un error y que no volverá a pasar.

divendres, 8 de juny del 2012

Prefiero ser un recuerdo que una costumbre.


Y entonces ocurre lo que creías que nunca iba a ocurrir, le conoces. Y no sabes lo importante llegará a ser en tu día a día. 
Empezais a hablar y te das cuenta que nunca se corta la conversación, siempre habláis aunque sea de tonterías, lo único que pretendéis es que no dejar de hacerlo; porque ese momento, es cuando más sonrisas te salen de en todo el día. Ese momento en que el os conectáis a la vez, uno buscando al otro, jugando a quién habla antes. Y encontes, empezais a trataros con palabras cariñosas y te empiezas a fijar en él, nunca pensabas que te empezaría a encantar, y a medida que pasa el tiempo vas descubriendo más virtudes que te gustan de él y todos los defectos los vas dejando de lado, hasta te divierten. 
Y llega el momento, el día en la que esa persona está rara, no muestra ese interés en la conversación y te duele, se te forma un nudo en la garganta, tienes unas ganas tremendas de llorar, de preguntarle el por qué de ese cambio, si ya no le apetece habar contigo. Ahí es cuando te das cuenta de que estás atrapada en él, ya no hay salida sin sufrimiento solo queda luchar para intentar que todo salga bien y conseguir salir de ese trance con los menos rasguños posibles. Pasan varios días y esa persona cada vez está más rara, tú sigues diciéndole palabras bonitas, intentas demostrarle que es importante para ti, pero su actitud no ayuda sino que te deja cada vez más chafada y te aleja, pero aun tienes esa mínima esperanza de que te diga que es una mala racha, que a él le importas. 

Hoy me doy cuenta que rompí una promesa con una persona muy importante para mí: "Prometo no volver a llorar por ninguno, prometo que solo serán una simple distracción para divertirme, que mi sonrisa no dependerá de ellos." No sabía hasta que punto estaba equivocada... Y ahora ya no hay vuelta atrás.