dimarts, 20 de novembre del 2012

Y hoy me atrevo a decir que no te quiero aquí.

Escúchame un momento, no te pido más de un par de minutos de tu vida. ¿Qué es tan poco comparado con toda la vida que tienes aún por delante? Te voy a pedir algo, aún sabiendo que tú ya no me debes nada. Te pido que desaparezcas. Sí, no estoy bromeando. Necesito perderte y perderme yo también. Necesito saber que tú ya no te acuerdas de mí, que ya no recuerdas mi nombre. No me envies mensajes, ni le des "me gusta" a mis fotos. Nunca más, por favor. Te parecerá una tontería todas estas cosas que te estoy pidiendo, pero, ¿sabes? Todavía me levanto y miro el móvil por si en la pantalla sale tu nombre. No me digas que echas de menos mi sonrisa, ni que tienes ganas de verme. Y si algún día me derrumbo, vuelvo a caer y te envio un mensaje, no me contestes. Y si te llamo, cuélgame. Ni siquiera dejes que suena, alimentando mis nervios y mis ansias de oírte la voz. Ignórame, solo te pido eso. A partir de hoy, de este jodido momento, tú y yo nunca nos hemos conocido. Nunca hemos llegado a ser más que dos desconocidos que se encontraron por casualidad en las fiesta mayores de un pueblo que tiene de mayor lo que yo de preciosa. Te suplico que me olvides, si no lo has hecho ya. Porque yo soy incapaz de hacerlo, y quizás es que no lo estoy haciendo bien. Llámame exagerada, llámame loca, pero no me llames más. Borra mi número de móvil, porque yo ya me sé de memoria el tuyo. Necesito darme cuenta que después de ti, hay más vida. Necesito perderme en otra sonrisa que no sea la tuya. Porque vives en mí como una jodida canción. Y estoy harta de que vivas en mí. Vete de mi mente, no te pido más. 


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