diumenge, 27 de gener del 2013

Sigues siendo mi paraíso, pero cada vez tengo menos ganas de volver a él.

"No ha dormido esta noche, pero no está cansada. No miró ningún espejo, pero se siente tan guapa". 

Hoy me he puesto un nuevo color en las pestañas. Y hoy me gusta mi sonrisa, ya no me siento una extraña. Y, ¿por qué no?, hoy también me permito el lujo de creer que alguien aún me quiere. Y ya no me preocupo por nada. Nadie puede hacerme daño si yo no se lo permito, y no estoy dispuesta a  hacerlo. Hoy rompo contigo, miedo. Porque estoy cansada de perderme cosas buenas por tu culpa. Ya no volveré a vivir refugiada en tu sombra. El mundo es mío. Mío. Y por ahora no tengo ganas de compartirlo con nadie. Llámame egoísta, solitaria o, como yo lo veo, previsora. Quiero que la persona que comparta el mundo conmigo, se haya ganado hacerlo. Hoy voy a sonreír, sin importarme todas esas personas que procuran que no lo haga. ¿Sabéis una cosa? Mis ojos se han cansado de ver la vida borrosa de tanto llanto. Señores, lo he logrado. A partir de hoy, me voy a querer como nadie ha sabido quererme. Voy a mirar para delante, que mirar hacia atrás ya me dolió bastante. Hoy me pongo tacones solo para que se oigan mis pasos. Y sé que a partir de ahora, mi vida no será nunca un fracaso. Hoy, mi vértigo y yo vamos a conquistar el maldito cielo, sin mirar lo alto que queda eso del suelo. El invierno seguirá siendo frío y largo, pero yo seré feliz. Que voy a reírme hasta de mí. Hoy voy a empezar a creer en mí
Y no me malinterprestes, sigo temblando cuando escucho tu nombre y todavía sonrío cuando veo que me hablas, pero hoy me he dado cuenta que no merece la pena necesitar tus abrazados, mientras se los estás dando a otra. Sé feliz, conmigo o sin mí. Porque yo pienso hacer lo mismo. 

dissabte, 19 de gener del 2013

Hoy solo eres polvo.

Hola.
Después de tanto tiempo que me prometí no volver a hablarte o escribirte, aquí me tienes. Escribiéndote eso y dándome cuando que aún me tiembla el pulso al pensar en ti. Pero ya no te escribo por lo mismo que otras veces. No te escribo para decir que aún te quiero más que a nada ni para decir todo el rencor que te guardo, porque sinceramente ya no siento ninguna de esas dos cosas. 
Quería decirte lo que sentí al cruzarme contigo en la calle hace un par de semanas. Porque, me quedé helada al mirarte a los ojos. Y solo se me cruzó una palabra por mi cabeza: gracias.
Gracias por haberme hecho esta persona que soy ahora. Por haberme hecho más segura, más inteligente, más sensible y menos inocente. Gracias por haberme enseñado que los cuentos de amor de príncipes y princesas solo son eso, cuentos. 
Me enseñaste que en la vida hay personas buenas, pero también malas que se disfrazan de buenas. Gracias por haberme enseñado que decir "te quiero" no son palabras sagradas, que son palabras que cualquiera pueda decir, pero no todos podemos sentir. 
Me enseñaste a que por más que yo le abra a alguien las puertas de mi casa, de mi corazón, de mi cama y de mi vida, no quiere decir que esa persona me las abra a mí también. 
Gracias por haberme dicho mirándome a los ojos que me querías, que nunca me engañarías, que yo era la chica de tu vida con la que algún día tendrías hijos. En fin, gracias por tantas mentiras. Aprendí a ya no enamorarme de palabras sino de hechos. Gracias por todas las veces que me culpaste por nuestra relación. 
Ahora sé que yo hice todo lo que estaba a mi alcance por buscar lo mejor para todos y creo que lo logré. Mirando atrás, puedo decir que el año pasado me trajo más cosas buenas que malas, porque, también, fue el año que más crecí. Me di cuenta de lo mucho que me menospreciaba y lo mucho que me menospreciaron. Y ya no soy aquella niña inocente que se creía todo lo que le decían. 

Cuando me topé contigo en la calle, al ver tus ojos ya no vi a aquel chico dulce del que hace años me enamoré. Dentro de tus ojos solo vi un gran vacío y me di cuenta de que estube enamorada de una ilusión, de una mentira, de un cuento, de una máscara. Pero no te culpo por eso, al contrario, te lo agradezco porque la desilusión me genera más ganas de conocer a una persona de verdad que me devuelva todo lo que yo le doy, sin tantas palabras y con más hechos.
 Creo que ya te he dicho todo lo que sentí. Porque, realmente, lo necesitaba. 
Gracias por haber sido el mayor error y la mejor lección. 

dissabte, 5 de gener del 2013

Esto ya se acaba.

Miro la puerta una vez más, esa puerta con crital en el centro rodeado de un marco azul. Observo como unos cuantos se han levantado y se han amontonado como solíamos hacer cuando éramos pequeños y empiezan a despedirse de las personas que se acercan a ellos deseándoles suerte y salud. Otros, en menor cantidad, siguen sentados en sus pupitres pegados a las mesas. Son realmente incómodos, pero no parece importarles. Y yo, apoyada en una de las ventanas blancas observo aquella sala. Un sitio en el que he vivido feliz casi ocho años. Pero hoy, por primera vez y estando rodeada de mucha gente, me siento sola e incómoda, a disgusto conmigo misma. 
¿Tanto me he distanciado de la persona que era? Sé que, bajo mi exterior aparentemente feliz, no muy lejos de la superfície, acecha un mar de lágrimas. ¿Qué estoy haciendo? Y lo más importante, ¿qué voy a hacer a partir de ahora? 
Estoy realmente asustada. Ya no volveré a tener que madrugar para venir aquí y enfrentarme a un montón de caras largas. Ya no tendré sobre mí a nadie que se preocupe contantemente de mí, nadie me va a animar a seguir adelante ni me sacará fuerzas de donde sea necesario para que no deje de estudiar cuando esté hasta las narices de inecuaciones, de la fonética catalana o de la literatura castellana. Cuando explote y quira dejarlo todo, ¿quién me animará a continuar?, ¿quén me convencerá que sin estudios la vida no te lleva a ningún lado?, ¿quién me obligará a ser constante y no torcerme de mi rutina? 
La paradoja es que ni siquiera puedo sentarme y hartarme a llorar, porque me avergüenza llorar en público. No me gusta, nunca me ha gustado sentirme vulnerable ante los demás. Sé que debo mantenerme de pie y sonreír. 
Y sí, lo admito, estoy muerta de miedo. No sé que va a pasar a partir de ahora, solo sé que las cosas van a cambiar. 
"¡Cómo ha pasado el tiempo!", escucho desde la puerta decir animadamente a alguien. 
" No te haces una idea...", me digo a mí misma. 
Pongo a funcionar mi mente, que lleva dispersa los últimos días, y me obligo a recordar mis inicios en este lugar. He conocido a tantísima gente importante... muchos se han ido, pero muchos otros se han quedado hasta el final. Hasta hoy. Porque ya es el final. No me entra en la cabeza que el año que viene ya no vuelva a pasearme por estos pasillos, ni que no vuelva a irme de viaje con muchos de ellos. 
Objetivo conseguido, todo este tiempo esperando este jodido momento... y miradme ahora, a punto de llorar. 
No puedo deciros nada, porque sé que si hablo y me pongo sensible romperé a llorar. Así que decido sonreíros por última vez, quizás. Nunca os podré demostrar todo el agradecimiento que tengo, porque gracias a vosotros, y a más gente obviamente, soy lo que soy hoy. 

dimecres, 2 de gener del 2013

Hay personas que deberían ser eternas.

Sonríe. No te estoy diciendo que sea fácil, pero sí que merecerá la pena. Nunca dejes que nadie te diga que no puedes hacer algo, si quieres algo ve a por ello. Cierra los ojos y durante un instante piensa en lo bueno que tienes, en esas personas que hacen que tu vida tenga sentido. 
Los creyentes dicen que si te han dado esta vida, es porque eres lo suficientemente fuerta para vivirla. Yo no creo en Dios, pero creo en mí. 
Piensa en lo que has vivido e imagina lo que te queda por vivir. Sonríe por ser quien eres y olvida todo lo que un día te hizo llorar porque no merece la pena sufrir, nadie tiene derecho a borrarte la puta sonrisa. 
Disfruta de aquellos que te quieren y te apoyan, que te abrazan cuando más lo necesitas y que siempre están ahí. O allí, no importa la distancia. Solo importan las palabras, los hechos, los momentos vividos junto a ellos. Solo importa cada segundo de felicidad que te han aportado. 
Aunque no lo creas, tienes a muchas personas dispuestas a hacerte feliz. Porque tú eres importante, única y debes aprovechar cada minuto de tu vida, y si es junto a esas personas... solo te queda darles las gracias y sonreír. Sé de sobras que a veces lo único que necesitas para sentirte mejor es un abrazo, para liberarte de esta puta sociedad superficial e hipócrita. 
La felicidad es la clave de la vida. Voy a decirte algo que tú ya sabes: el mundo no es todo alegría y color. El mundo es un lugar terrible y por muy duro que seas es capaz de arrodillarte a golpes y tenerte sometido permanentemente si tú no se lo impides. Ni tú, ni yo, ni nadie golpea más fuerte que la vida pero no importa lo fuerte que golpeas, si no lo fuerte que pueden golpearte. Y lo aguantas mientras avanzas, hay que soportar sin dejar de avanzar. Así es como se gana. Si tú sabes lo que vales, ve y consigue lo que mereces. Y no podrás estar diciendo que no estás donde querías llegar por culpa de él, de ella ni de nadie. Eso lo hacen los cobardes, y tú no lo eres. Tú eres capaz de todo, sé que eres fuerte. 
Se feliz
Cada persona es como es, y eso es lo que te hace perfecta y especial. Ser tú misma. Eres una persona increible, no cambies nunca. 
La vida es corta, vívela. Los recuerdos son dulces, aprécialos. Vive la vida como si fuera tu último minuto que te queda, pero siempre sonría. Nunca mires al pasado, vive el presente y espera el futuro. 
Sufriste, aprendiste, y después de un tiempo volviste a sonreír porque entendiste que las personas igual que vienen, se van. Solo quiero que seas feliz, porque tu sonrisa me transmite felicidad. Quiero y sé que puedo demostrarte que vales mucho más de lo que crees. 
Vivimos en un mundo donde la gente te rechaza antes de conocerte. Tal vez todos te abrecen, todos te vean sonreír, todos te demuestren cariño. Pero sé que tú solo tienes en mente a la persona que te falló. 
Que sepas una cosa, si me necesitas voy a estar ahí. Te mereces un final feliz. 
Y una última cosa: estoy orgulloso de ti y de lo que eres

dimarts, 1 de gener del 2013

TE ECHO DE MENOS, JODER.

Ahora, dando vueltas como una niña en una vestido nuevo, me doy cuenta que teníamos ese pequeño pueblo para nosotros solos. Rompíamos el silencio con el sonido de un "te necesito" y por primera vez tenía algo que perder. 
Y, bueno, supongo que fracasamos como amigos que pretendían tener más derechos de los que tocaban. Porque solo éramos eso. Amigos. Nunca te lo dije, pero cuando me contabas todos tus líos y me pedías consejos con alguna chica me matabas, sin saberlo, por dentro. Hasta el punto que, hoy, he terminado muriendo de ti. 
Y las páginas de esta, nuestra historia, ya están llenas de polvo. 
A veces me pregunto qué pensarás de esto ahora, o si, simplemente, estarás pensando en mí. Y es que veo tu cara en cada multitud. 
"Lo más duro de las relaciones a distancia, es que no sabes si se están acordando de ti, o te están olvidando".
Yo tampoco lo sé. Pero, por favor, no me olvides. Porque yo no podría hacerlo.