Odio que casi todos mis odios tengan relación contigo

Odio todo lo que me rodea. La gente falsa, las miradas de superioridad, los “te quiero” por compromiso, los “lo siento” por educación. Odio tener que llamarte siempre yo para poder escuchar tu voz. Odio los días de lluvia y su fea luz gris. Odio los lunes y el sonido del despertador. Odio que llueva un viernes. Odio verte conectado y que no me hables. Odio el egocentrismo y el egoísmo; y sí, lo sé: a veces yo también soy egocéntrica y egoísta. Odio que todo el mundo me restriegue su infinita felicidad con su pareja, sabiendo que lo nuestro ya no es lo que era antes. Odio que cuando no estás la gente se abrace o se bese por la calle. Odio ser tu segundo, tercer, o cuarto plato. Y sí, odio que casi todos mis odios tengan relación contigo, ¿sabes por qué? Porque me acostumbré demasiado rápido a tenerte. Odio que cuando voy a olvidarte, a dejar de quererte, vengas con esa sonrisa y me digas lo guapa que voy. Odio quererte y que me encanten tus besos.