dissabte, 1 de desembre del 2012

A veces pienso que el Sol se levanta todos los días solo para ver sonreír a gente como tú. Sí, gente que deja que las palabras vuelen debajo de sus dedos, escribiendo frases que para el resto del mundo significan lo mismo que el aire. Nada. Gente como tú, que se levanta con la cabeza alta y se digna a no volverla a bajar por personas que para ti significan lo mismo que el aire. Nada. Gente que se ha daído, gente que ha llorado, gente que ha estado encerrada en una habitación vacía gritando con toda la fuerza de sus pulmones y aún así han seguido siendo un susurro en medio de una gran masa de ruido. Nada. Gente que ha tenido dos calles para escoger y eligió la menos transitada. Gente que se conoce esa calle como la palma de su mano porque llevan años viviendo ahí. Gente como tú, o como yo. Gente que está marcada de por vida por el tatuaje de las etiquetas sociales. Gente que nació con un corazón más grande que muchos países juntos. Gente que no necesita humillar a otras para sentirse mejor. Gente que ve más allá de la ropa o los cosméticos. Crééme cuando digo que cada vez que te miro a los ojos, leo tu alma. Y me gusta lo que está escrito en ella. Gente que se ríe con cualquier cosa y se emociona con cualquier otra. Gente que no se avergüenza de lo que le hace raro para algunas personas, porque para otras eso mismo le hace especial. Gente que se niega a quedarse sentado en la estación mirando como la vida pasa sin que su tren llegue. Gente que a veces se siente como alguna más de las luces de la ciudad; porque la gente les tiras piedras hasta que dejen de brillar.

Y a esa gente, es a la que admiro, es a la que le dedico entradas como estas. Porque aunque mucha de esa gente diga que soy valiente o fuerte por todo lo que he pasado, siempre pensaré que los valientes y fuertes son ellos porque lo han pasado todo conmigo. Sabes que eres partes de esa gente cuando pasas mucho tiempo sufriendo, llorando, amargado, o cuando te pierdes delante de tu propio refleo en el espejo porque ya ni te reconoces. Parte de esa gente que se hace especial en el segundo en el que se levanta del suelo, con sus propias manos y piernas. Con una alta probabilidad de que vuelva a caer. Y es que, cuantas más veces caes, más especial eres. Y empiezas a formar parte de esa gente a la que admiro. Que para algunos, es solo gente. Pero no puedes ponerle un "solo" cuando se tratan de, quizás, las mejores personas del mundo.


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