- Prometí quererte siempre, ¿recuerdas? -dijo la anciana, tumaba en la cama.
- El amor no muere. Al menos, no el nuestro -respondió él, con una leve sonrisa en la cara. Le resultaba muy difícil sonreír en ese momento.
Él, sacó una fotografia de su pantalón.
- Nuestra primera cita.
- Exacto. ¿Recuerdas lo que me dijiste aquella vez?
- Si el hilo se rompe, se le hace un nudo.
- Así es -rió ella-. ¿Tú crees que podremos querernos siempre?
- Estoy seguro de que podremos querernos siempre.
Ella cerró los ojos y soltó su mano.
- Encúentrame en la otra vida -pidió ella.
- Buscaré por ti en todas las que nos vienen, lo prometo.
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