Cuando la gente la mira, solo ven una chica un poco desvergonzada, morena y con ojos verdes. Creen que no hay nada más allá. No ven qué hay a través de sus ojos verdes, alegres. No se imaginan que esos ojos por dentro lloran. No ven qué hay detrás de esos labios color carmín, no ven que utiliza el pintalabios para esconder las grietas de su piel. No saben nada de ella. Y se comportan como si lo hiciesen con solo una palabra. Puta. Ella piensa que no debería darle importancia, que ellos no la conocen, pero no puede negar lo que es y lo que se ha construido con el paso del tiempo, de los años, de los minutos y los segundos. Aunque a veces le gustaría que le vieran con otros ojos, o que no la vieran, directamente. No, que la vieran, simplemente. Y es quenadie se pregunta qué hay detrás de las medias de rejilla rotas. Nadie se pregunta qué hay detrás de un vestido de satén negro. Nadie quiere saber qué le pasa, ni por qué llora cada lunes. Ni si sueña con vidas de princesas reales, con vidas de mujeres que pueden salir a la calle sin que la señalen con el dedo, que puede ir por ahí sin arrepentirse de lo que es. Que puede enfrentarse al mundo. Que no bajará las escaleras con el miedo a derrumbarse. Esa es ella. Una puta, sí, pero también tienen corazón. También son delicadas aunque se escondan tras un vestido de satén negro y pintalabios.
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