He decidido hacerte esta carta porque mereces saber que nada es culpa tuya, que simplemente todo ha cambiado y no sé decirme porqué. Te adoro pero no, no puedo seguir contigo. Lo cierto es que te he mentido, y eso, no es lo peor. Lo peor es que llevo haciéndolo desde el primer día y lo ridículo es que también me he mentido a mí misma creyendo que por fin te había encontrado.
Adoraba como pasabas de enfadado a enamorado en cuestión de segundos, me encantaba tu piel, y el olor a tu colonia cada vez que me abrazabas. Adoraba el modo en que decía "sí" a todas mis locuras. No podía vivir sin tus abrazos constantes, o sí podía pero no quería hacerlo. Me encantaba cuando et burlabas de mis tonterías y eso te hacía estallar en mil sonrisas. Disfrutaba sin hacer nada, matando el tiempo, paseando, besándonos. Adoraba tantas cosas de ti... En cambio ahora odios tus cambios repentinos de humor, detesto cuando te pones esa colonia y me tocas. Odios tu poca iniciativa y que digas sí a todo, me agobia que quieres estas siempre pegado a mí, y me enfurece que te burles de mis cosas y encima te rías. Me aburre estar sin hacer nada, perdiendo el tiempo.
Por eso no puedo seguir contigo, porque cometí ese error que comete todo el mundo de creer que eras quien yo quería que fueras, y así conocerte y decir que eras el chico de mi vida, de pensar que eras mi uno entre un millón, porque eran más mis ganas de encontrarte, que de estar contigo. Pero no has sido tú el único engañado, yo también me he creído que eras para siempre, que serías mi antes y mi después, lo que siempre había soñado. Sé que me volverá a pasar, me volveré a mentir y volverá a parecerme todo muy seguro. Me veo mintiéndome otra vez, equivocándome, pero ya no contigo, ya no contra ti.
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