- Si me fuera, ¿me echarías de menos?
- ¿Acaso tú me echarías de menos a mí?
En ese momento, solo giré la cabeza. Era mejor no responderle. Él sabía perfectamente la respuesta, pero mi corazón volvía a encogerse de nuevo, poquito a poco. No tenía fuerzas ni ganas para decirle que no podría soportar su ausencia. Él reía, con su risa hirónica de siempre. No sonaba nada convincente. Como siempre. Él y sus manías, él y sus preguntas, él y sus respuestas. Él y su sonrisa. Cada día me desconcertaba más.
Me pregunto qué haré cuando no esté. Lo peor de todo es que aun no le he encontrado respuesta. Ojalá todo no me recuerde a esa voz, a esas ganas de vivir. Ojalá todo sea sin ti el día que no te tenga.
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