Huye por las calles más oscuras y conflictivas de la ciudad. Algún traficante de drogas pasenado y algún cliente ansioso e intranquilo andan por allí. Coge con fuera su abrigo. No le gusta esto de huir, pero tampoco hay demsiadas opciones. Cree haberlo despistado, pero no puede permitirse el lujo de parar. Sus pulmones empiezan a pedirle oxígeno, urgente. Siente que se está muriendo, casi no puede respirar. Necesita parar y descansar, pero sabe que no puede. Coge el móvil, sin cobertura. Sigue corriendo. Pero sabe que no va a poder llegar mucho más lejos, así que decide esconderse destrás de un coche mal aparcado. Se deja caer al suelo, cansada. Su respiración, entrecortada, vuelve lentamente a la normalidad. Vuelve a coger el móvil. Dos rayas. Cruza los dedos y marca. Un pitido, dos... No espera a que le hablen, se adelanta con desesperación.
- Necesito ayuda, tenías razón. Estoy en... -mira a su alrededor. La verdad esque no sabe donde está-. Dos calles más arriba de mi casa. Está oscuro, no hay nadie por aquí... Por favor...
Se corta. Adiós cobertura, y adiós bateria. Mira el teléfono y lo estrella con rabia en el suelo. Se tapa la cara con las manos y rompe a llorar. De fondo, se escuchan los coches y... ¿qué es eso? Los pasos rápidos y ligeros de alguien. Traga saliva y se queda quita. Los pasos cada vez suenan más fuerte, más cerca.
Una sierna de policia suena, cada vez más cerca. Reza a todos los dioses que pueden exisitir y espera. Solo espera. No puede hacer otra cosa. Los pasos paran de golpe y un portazo de un coche se escucha cerca.
- ¡Alto! -grita una voz desconocida.
Asoma tímidamente la cabeza, espera no equivocarse. Y lo ve, ahí, quieto. Lo observa, y ve como gira la cabeza y se encuentra con sus ojos, los que antes tenían odio, ahora parece que tengan amor, desesperación. Se levante del suelo y sale, corre detrás del policia y vuelve a llorar mientras observa como el policia que hay fuera del coche lo esposa.
Se lo llevaron, y desde ese día es una persona nueva. Sin miedos, con ilusiones. Nadie diría hoy que esta mujer, alegre y risueña, fui víctima de la violencia de género.
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