(Hoy es uno de esos días que me siento culpable de muchas cosas. Quizás, de muchas de ellas, yo no tenga la culpa, el caso es que siento que yo las podría haber evitado. Así que, sabiendo que nada va a cambiar ya, voy a pedir perdón. No voy a decir nombre, poque creo que las personas a las que va dirigido esto, ya se darán por aludidas).
A vosotros, las peronas más importantes de mi vida, os pido perdón por no ser la persona que os merecéis. Por mis cambios de humor, por mis actos egoístas, por no deciros lo mucho que os quiero. Por no agradeceros las cosas que hacéis por mí, que no son pocas. Perdón, por no ser la sobrina, ni la hermana, ni la hija, ni la nieta perfecta. Nunca he sido ni seré perfecta. Perdón también, a las personas que ya no están. Perdón por no deciros que os quería tanto antes de que os fuérais. Incluso, perdón a ti, avi, porque aún sin haberte conocido nunca, te quiero más que a nada. Y solo espero que, estés donde estés, te sientas orgullosa de mí, de tu nieta.
A mis princesas y a mi músico favorito, os debo tantísimas cosas... Os pido perdón por cada mala contestación que os he dado, y por cada vez que he estado borde sin razón. Cuando no os trato como os merecéis y, a veces, hasta os menosprecio. El problema es que soy muy fría, ya lo sabéis, y quizás a mí no me salga daros un abrazo, pero si os digo que os quiero, es porque es de verdad. Sé que no es el mejor momento para pediros cosas, ya que en teoría debería seguir disculpándome por todas las veces que os he fallado, pero, por favor, no me faltéis nunca. Porque el día que no os tenga, no quiero ni pensar lo difícil que será seguir sin vosotros. Te quiero mucho rubia; y a ti, empollona; y a ti enanita; y a ti, que eres como una hermana; y a ti también cabezón. Quizás no seáis nada para el mundo, pero para mí lo sois todo.
A mi niño feo, que eres mucho más importante de lo que crees. Que, estando lejos, eres imprescindible. Te pido perdón por todo. Porque sé que son demasiadas cosas las que deberías reprocharme, pero sin embargo, tú siempre me lo has perdonado todo. Tú, que me has enseñado que se puede querer lo que no se ve, me sacas esas sonrisas cuando solo quiero llorar. Que te quiero, muchísimo más de lo que crees y de lo que yo mimsa creo. Perdóname por no ser la que te mereces y por ser tan fría a veces. Eres de lo más grande que tengo.
A mi niña preciosa, y a mi niño grande. Que estáis tan cerca, y últimamente os siento tan lejos... Perdón por todas las cosas que los tres sabemos. Perdonarme por no llamar, por no buscaros, por no hacerme pesada recordandoos que algún día tenemos que vernos como haciamos antes. Perdón por no mostrar interés, os aseguro que no ha pasado un solo día en que no me acuerde de vosotros y de ese increible verano en que nos conocimos. Tú, preciosa, que has sido más que mi hermana, has sido mi alma gemela. Y lo sigues siendo. Y tú, niñato egíosta y chulo, no eres nada del otro mundo, ¿sabes?, pero lo eres todo en mi mundo. No hay nadie que te supere, porque la paciencia que has tenido conmigo... te has ganado el cielo conmigo, chico. Perdonarme por todo, por favor, y no me guardéis rencor, seguís siendo los mismos para mí. ¿Recordáis el "no os quiero, os amo"? Pues todavía sigue ahí.
A mi niño feo, que eres mucho más importante de lo que crees. Que, estando lejos, eres imprescindible. Te pido perdón por todo. Porque sé que son demasiadas cosas las que deberías reprocharme, pero sin embargo, tú siempre me lo has perdonado todo. Tú, que me has enseñado que se puede querer lo que no se ve, me sacas esas sonrisas cuando solo quiero llorar. Que te quiero, muchísimo más de lo que crees y de lo que yo mimsa creo. Perdóname por no ser la que te mereces y por ser tan fría a veces. Eres de lo más grande que tengo.
A mi niña preciosa, y a mi niño grande. Que estáis tan cerca, y últimamente os siento tan lejos... Perdón por todas las cosas que los tres sabemos. Perdonarme por no llamar, por no buscaros, por no hacerme pesada recordandoos que algún día tenemos que vernos como haciamos antes. Perdón por no mostrar interés, os aseguro que no ha pasado un solo día en que no me acuerde de vosotros y de ese increible verano en que nos conocimos. Tú, preciosa, que has sido más que mi hermana, has sido mi alma gemela. Y lo sigues siendo. Y tú, niñato egíosta y chulo, no eres nada del otro mundo, ¿sabes?, pero lo eres todo en mi mundo. No hay nadie que te supere, porque la paciencia que has tenido conmigo... te has ganado el cielo conmigo, chico. Perdonarme por todo, por favor, y no me guardéis rencor, seguís siendo los mismos para mí. ¿Recordáis el "no os quiero, os amo"? Pues todavía sigue ahí.
Y, a ti. Quizás el más importante, o quizás el menos importante. No lo sé. Siento no haber estado a tu altura en tantísimas ocasiones. Nunca fue mi intención dejar que la distancia nos ganara. Te pido perdón por mis ataques de celos, o por mi bordería excesiva. Créeme que, cuando estaba borde contigo, me sentía mal conmigo misma. Siento no haber sabido decirte antes que te quiero; sé de sobras que ahora ya es más que tarde. Siento haberme peleado con tus amigos, y haber tachado de cosas que (quizás) no son tus amiguitas. Pero, amor, cuando quieres a alguien, los celos son inevitables. Y, perdóname por no darme cuenta antes de que te estaba perdiendo. Perdóname por no intentar recuperarte, perdóname por no hacer las cosas bien.
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