dimecres, 25 de desembre del 2013

Te quiero a tres tonos a Mi, La, Do.

Se acerca fin de año y debería empezar a redactar la lista de personas a las que me toca agradecerles cosas y a las que quiero seguir teniendo al lado en el próximo año. Pero no puedo pensar en nadie más que no sea ella, mi cabeza no deja espacio a otras cosas que no tengan que ver con es persona que no está, pero nunca falta.
Y ahí estás tú, al otro lado de los kilómetros; al otro lado del teléfono que comunica después de haber colgado, pero yo soy incapaz de despegar la oreja; al otro lado de la pantalla que parece que se ríe de mí y me chilla lo lejos que te tengo.
Y aquí estoy yo, junto al lado vacío del sofá; junto a ese café que me ayuda a calmar las ganas de tenerte; junto a mi amarga soledad y la constante tristeza que me recuerda el daño que me hace no tenerte.
Y el teléfono sigue comunicando, y yo sigo siendo incapaz de apartar la oreja. Y rompo en llanto, en nostalgia y emoción. Emoción por estas fechas, que siempre pasábamos juntas. Que tus padres me adoptaban en casa, y los míos te esperaban con tus regalos que los Reyes Magos habían dejado en el salón de mi casa. Cuando nos peleábamos porque yo quería tus muñecas y tú querías jugar más rato, cuando nos fugábamos de casa y nos escondíamos en el ascensor, y nuestros padres nos amenazaban con quitarnos el chocolate caliente que siempre terminaba tirándote encima porque no me hacías caso cuando te decía que dejaras de tocarme el pelo. Y todas las veces que nos quedábamos en casa, sin hacer nada, sin hablar, porque solo con mirarnos ya nos los decíamos todo. Eras mi vecina, mi compañera de pupitre en clase, mi consejera, mi enemiga cuando teníamos que decidir quién la paraba al escondite, mi mejor amiga y mi hermana. Y ahora... ahora ya no estás.
Acostumbrada a verte 20 horas al día desde pequeñas... y ahora hace séis años que ya no estás, y todavía no me he acostumbrado a no tenerte.
Quiero verte, quiero reírme de los kilómetros que nos separan y tenerte a mi lado. Estar a tu lado y que sobren los teléfonos y las pantallas. Llenar el lado vacío del sofá y cambiar el café por abrazos. Cambiar los "necesito verte ya" por los "no recordaba que fueras tan fea desde tan cerca". Cambiar mi amarga soledad y constante tristeza por risas y tardes juntas.

Dicen que lo bueno se hace esperar y ten claro que a ti te espero lo necesario. Con dolor, con ansiedad, con impotencia, pero sigo esperando. Aunque el dolor parezca infinito, nada puede matarme.
Porque sé que al final del abismo estarás tú, al lado de los kilómetros, al lado del teléfono, al lado de la pantalla.
A mi la do.

Feliz Navidad.

Por los tiempos de los tiempos, por los siglos de los siglos, que lo que escribo siga hasta cuando ya no esté, como polvo en este aire que respiras sin querer. Que en días de melancolía te levante este texto, que te haga mirar al frente si no eres capaz de hacerlo por ti sola. Porque si miras las cosas desde un lado más positivo serás capaz de sentir que no estás solo. Y como comprenderás, no todo es felicidad, pero tú empieza a pensar en cómo vas a afrontar ese palo, esa decepción o esa caída. Porque si caíste es porque antes estabas arriba y puede volver a estarlo. Y la vida para mí no es más que un sueño, es una droga de diseño; que te metes cuando quieres y te sales cuando puedes.
Solo quiero dejar claro que luches por lo que quieres.  

dimecres, 11 de desembre del 2013

"No es que sea mi trabajo, es que es mi idioma."

Hola... últimamente me he malacostumbrado a escribir todo lo que debería decirte, pero no sé si es por orgullo, por cabezonería o por vergüenza que únicamente consigo ser la "yo" de verdad y que dice las cosas que piensa aquí. 
Solo quería decirte que lo siento...
A pesar de que las cosas no siempre nos vayan como me gustaría y que todavía tengamos que pasar por muchas más discusiones... me dará igual. Con solo verte reír después me basta, es lo que me hace feliz. Y es verdad que una mirada distinta, algún gesto más frío o una contestación borde... se clava tanto hasta hacer daño. Pero amor, ahí está la magia. La magia de hacernos daño, de querernos tanto, de aguantar, de poder. Porque hasta cuando te tengo enfrente te echo de menos; no imagino qué sería de mí si algún día te vas lejos. Iría donde fuera por ti. 
Siento no haber estado a la altura en muchas ocasiones, o no haberte dado todo lo que te mereces. Siento no haberte escuchado, no haberte hecho caso y no haber ido corriendo detrás de ti todas las veces que nos hemos peleado. Solo pido que no recuerdes las cosas que no te he dado, y que te quedes con todo lo bueno. Y es que quedan tantas cosas por contarnos, tanto ratos y planes que vivir a tu lado... 
Y, mira, ojalá que nuestros ojos sigan brillando cada vez que nos vemos mañana y treinta años más. Que tú voz siga pidiéndome a gritos que nunca te deje... Ahora que te tengo no pienso perder el tiempo, aunque me cuesta y a veces no sea capaz de pedir perdón... porque no sé, porque no puedo. Porque... entiéndeme, me han hecho tantísimo daño al ir detrás de la gente que ya me da miedo correr detrás de alguien más. Pero por ti lo haría. Por ti correría a ciegas si hiciera falta. No te quiero perder por mi ego ni por mi orgullo. 
Solo quiero verme cada día de mi vida a tu lado... no deseo nada más. 
Y perdón, una vez más, por no saber ser todo lo que te mereces. 
Te quiero. 

dilluns, 9 de desembre del 2013

Soy las palabras que voy a decir y tú los oídos con los que las vas a escuchar. Soy un libro abierto ante tus ojos, y tú la página marcada de mi libro preferido. Soy un calcetín en el cesto de la ropa sucia, y tú mi pareja esperando en el fondo del armario. Soy un bosque teñido de marrón y verde y tú la lluvia que me aviva.
Eres mi agua cuando tengo sed, y yo un desierto queriéndote beber. Eres el amor que pude hacerte con las manos, yo las ganas de correrte la vida con poesía.
Soy quién esperaría toda su vida por sentirte y tú el ángel que apareció sin alas, volando raso a mi lado. Soy los arañazos de mi propio corazón, y tú la saliva que los cura con un millón de besos.
Eres el "ojalá" cumplido, con el que sueñan las estrellas, y yo un telescopio para encontrarte en la constelación perdida. Eres el "nunca" que prosigue a mi "no te vayas".
Soy un diccionario con faltas de ortografía, una receta salada que termina siendo dulce. Soy la chica que nunca termina bajando del tren, una película en blanco en negro por recortes en el presupuesto.
Y tú... tú eres mis 27 letras del abecedario, mi dieta preferida, el tren de donde no quiero bajarme, la película de mi vida.
Somos una novela escrita en verso. Somos manta y sofá. Palomitas y chocolate. Somos un Nutella y Nocilla. Somos Bonnie y Clyde en busca de aventuras. Somos la mezcla perfecta.
Eres mi tiempo, eres mi mejor canción cuando te ríes, mi devoción de no querer dejar de verte. Eres los mejores días de mi vida. Y eres mi vida... serás mi vida.

Feliz Navidad. Y gracias por el regalo anticipado.

Queridos Reyes Magos, os escribo esta carta para deciros que este año no hace falta que paséis por mi casa. Renuncio parcialmente a mi derecho de la Navidad. 
Yo ya he besado sus labios, ya he dormido pegada a él, ya he probado la magia. Sería egoísta por mi parte pedir tan siquiera unos gramos más. Dársela mejor a alguien que aun no la conozca. 
Si os escribo esto es para decirlos que vosotros, que no conocéis su piel, no tenéis ni idea del producto que vendéis. Mi ilusión ya no es esperar a que amanezca para abrir unos cuantos paquetes. Mi ilusión ahora es despertar a media noche y ver como tu propio sueño se ha quedado dormido y se desvela y se acuna de nuevo en tu cuerpo para volver a dormir. 
Qué sabréis vosotros de dar la vuelta al mundo en tan solo unas horas sino habéis dado una vuelta por su espalda. Para descubrir que es ahí donde nacen las constelaciones de dónde decís venir. 
Yo ya he cogido sus manos, ya he pedido mi deseo; uno por cada sonrisa que le he sacado. Yo ya me he perdido en sus ojos, y he navegado por cada uno de sus pestañas.
No me hagáis mucho caso pero... si a pesar de todo os hace mucho ilusión pasar por mi casa, no estaría de más que me tragerais de nuevo el corazón que tenía antes. Ya sé que fui yo quién quiso dejarlo dentro de un cuerpo que no era el mío, y que las promesas son promesas y que no hay que romperlas... pero es que míralo... me salen ataques cada vez que le veo y me sonríe. 
Prometo ser buena niña y cuidar vuestro regalo de la mejor manera que sepa. 

Y si puede ser... traerle al mundo algo de esperanza, que está fatal últimamente. La gente ya no sonríe como antes y parece que la felicidad se presta con demasiados intereses... y es un precio que no todo el mundo puede pagar. Y los que mandan deberían hacer un esfuerzo para lograr entender eso. A lo mejor vosotros se lo podríais explicar. Quién sabe?
Bueno, ahora sí que si. Creo que eso es todo. Espero no haberme alargado mucho; ya sé que tenéis que leer un montón de cartas y seguro que vais con el tiempo justo. 
PD: si me queréis traer esos zapatos que tanto me gustaron el otro día... tampoco me enfadaría. 

dissabte, 7 de desembre del 2013

Llegó a mi vida un día como otro de verano. Y seguramente mentiría si ahora mismo dijera que no me enamoré en el primer segundo en que le tuve enfrente. Sabéis ese momento en las películas en que todo va a cámara muy, muy lenta y suena una música de fondo, bajita y suave? Mirarle es siempre así. Como si nada existiera, como si tuviera delante de mis narices a la mismísima razón del sentido de la vida. Hoy hace 6 meses que encontré algo que no buscaba. Y como si de ángulos se tratase, mi vida ha dado un giro tan grande que he terminado detrás de su espalda. Una vez, me hablaron de la complejidad de los abrazos, de lo difícil que resultaba que dos personas encajaran perfectamente en uno de ellos, no sé muy bien cómo explicar esta parte, pero los puzzles nos miran desde la mesa, embobados, envidiando tanta complicidad.
Cariño, superas a cada segundo las perspectivas que tenía de ti.
Esta vez me toca a mí ser quién diga las cosas bonitas, quién admita que en este juego no ha perdido nadie, que ha sido una doble victoria. Y es que te escribo esto para darte las gracias por eso, por nuestros momentos y porque las promesas que un día hice no las va a romper ni el tiempo, ni terceras personas. Esto no es más que un par de promesas medio camufladas entre palabras y un intento de recordarte lo genial que puedes llegar a ser (y eres). Y es que a ti te miro de un modo distinto; que no hay nada más bonito que despertar a tu lado con tus cosquillas. Que los despertares no merecen la pena si no son contigo. Y sabes que nunca dejaría que nadie te hiciera daño, que no soportaría verte mal. Aunque he de admitir que estás guapo incluso cuando estás triste. Nunca nadie había conseguido tantas cosas en mí, como lo has hecho tú. Y esto es tan genial, que tengo miedo de perderte, de que esto vuelva a ser una historia que termina como otra cualquiera, que cada uno sigue su camino y deja que el otro se vaya sin hacer nada al respecto. Aunque algo me dice que esta vez no será igual. Bésame si me equivoco, pero esta vez, creo que es mejor que todas las demás anteriores. Esta vez las cosas van de paciencia y aguante. Entraste en mi vida hace medio año, y ahora ya no sabría ser sin ti. Ahora lo único que quiero es despertar a tu lado después de largas noches de conversación y decirte muy bajito que no es que no quiera estar contigo, es que no me imagino estando sin ti. Ha pasado el tiempo y yo solo prometo que un día lo pararé, y nos quedaremos a vivir en la cama.
PD: lo sabes de sobra, pero por si acaso se me olvida... te quiero.

dilluns, 2 de desembre del 2013

"Necesito verte aquí."

Déjame pedirte, antes de continuar leyendo, que cierres los ojos y pienses en todas las cosas buenas que hemos vivido, pequeña. 
Te acuerdas de cómo nos conocimos? Sin embargo, deberías saber que mucho antes de dirigirte la primera palabra, ya sabía con total seguridad que tenía que entrar de lleno en tu vida. O tú en la mía, llámalo cómo quieras. Suerte, casualidad, destino... tú siempre callada, tan en medio de clase para no dar la nota, tan tímida, con las palabras contadas y escuchando atenta a la profesora. Y yo... yo tan yo; tan repipi, tan en primera fila, tomándome a broma la mitad de la vida. Qué diferentes parecíamos, y que iguales llegamos a ser... 
Aun recuerdo la primera vez que hablamos. Qué dulce me pareciste, que carita más pálida e inocente. Hoy han pasado casi catorce años des de aquel día, y no te puedes imaginar la suerte que me repito haber tenido de que me hicieras un hueco, poco a poco, en tu tan planificado día a día.  
Te escribo esta carta, para que recuerdes, tantas veces como quieras lo especial y única que eres. Que tienes más fuerza en tu tan delicado cuerpo, que yo y el resto de mundo juntos. Que nunca había visto a nadie mirar como miran tus ojos, siempre tan dispuesta a perdonar cualquier error, cualquier caída. Y en eso, desgraciadamente, en desaparecer y en no estar tengo un máster contigo... porque te escribo esta carta, ante todo, para pedirte perdón y que lo leas una y otra vez. Siento no haber estado ahí cuando has necesitado un hombro cerca para decirte que tiemblo tan solo de pensar en verte triste y derrumbarme y yo mucho antes de poder ayudarte a ti. Es que se me hace imposible el dolor de verte a ti en el suelo, y eso es lo más egoísta que he hecho, con diferencia, a lo largo de mi vida. 
Por suerte tú ya me conoces y sabes que me ha costado menos hablar escribiendo que mirándote a los ojos. Y ojalá pudiera mirarte a los ojos, mientras lees esto, y es que se me pone una sonrisa idiota en la cara de imaginar que te sigo mirando a la cara cuando tengamos ochenta años y yo siga llamándote cómo te llamo, y tú sigas llamándome cómo me llamas... escribo esta carta para decirte que siempre estaré ahí, aunque esté lejos, aunque a veces no me veas. Te escribo esta carta para decirte que hoy vuelvo a prometer no volver a dejarte caer. Y si lo hago, y si lo vuelvo a hacer, volveré a necesitar que me perdones; que me mires y me digas "no te preocupes, que yo ya sé cómo eres, y sé cómo es tu forma de querer". Y es así, tú ya sabes cómo es mi forma de querer, y no te imaginas cuánto te quiero y cuánto daría para que vieras lo preciosa que eres cuando eres tú la que más te quiere. 
Y no has cosa más bonita, es que no hay cosa más bonita, que la sonrisa que debes estar poniendo ahora.
Feliz Navidad, pequeña.  

Diecisiete.

He visto a una estrella nacer de tu ombligo para luego convertirse en el centro de mi universo. He viste a gigantes hacerse diminutos para poder besar tus pies, y no la luna. He creído en sueños imposibles, en cuentos de hadas, y en el amor. Esto último, además, lo convertí en mi religión. He mirado al cielo contigo, y después al cielo sin ti, solo para ver cómo sería tener tus ojos. He imaginado en segundos una vida entera a tu lado, para luego darme cuenta de que no existe mejor futuro que conjugarte en mi presente. Y no hay mejor manera de vivirte que la de temblar cada día por saber que puedo perder pero también tenerte. He tenido miedo contigo, y miedo de ti... miedo de lo importante que te has hecho para mí. He leído cientos de poesías observándote dormir. Y hoy, puedo decir que no existe mejor antología que la de ser tu amiga, además de tu niña pequeña. Y es que llevo dieciséis años buscando el verso perfecto y por fin lo he encontrado, solo lo componen tres palabras... y me la escriben tus manos cada mañana. 
"Buenos días, pequeña"
"Buenos días, mi amor"

Te has hecho realidad, cariño.

Hola.
He soñado con tu pelo, con tus formas, con tu piel, he soñado con tu risa, con tus defectos, con tus manías. He soñado con tenerte en pasado, en presente y... en mi cama. He soñado con besarte de lado, de rodillas, y de espaldas. He creído verte en una herida cerrada, he querido bajarte el cielo y que tú me bajaras las bragas. He sonreído con tu nombre de fondo, de lado, encima y debajo. Me he tatuado tu nombre en la clavícula izquierda. Me he comprado dos billetes de ida, y ninguno de vuelta. Te he dado la vuelta miles de veces con luna llena. He vaciado un vaso por olvidarte, y he llenado tres por recordarte. He soñado contigo sin mí, contigo y conmigo, y conmigo sin ti. He soñado con contarte historias, lunares y orgasmos. He soñado con perder la cuenta de estos últimos, y volver a empezar. He soñado sin sueño, con sed, con miedo. He soñado de las mil maneras que existen y por fin, y contigo, ya ha dejado de soñar.