dilluns, 22 d’octubre del 2012

Su nombre, es lo que menos importa.

- ¿Estás bien?
- No, no estoy bien. Y, ¿sabes qué es lo peor de todo? Que siento que nadie quiere ayudarme ni preocuparse por mí.
- Bueno, siempre puedes pedirle ayuda a tu amiga.
- ¿A mi amiga?
- Sí, a tu amiga. A esa que tenemos todos. A esa que, muchas veces, es la única que nos entiende. A esa que nos hace sonreír cuando nadie más es capaz de hacerlo. A esa que, en solo minutos, puede explicar nuestra vida de una forma tan perfecta que, ni nosotros mismos, podríamos hacerlo mejor. A esa que, cuando no soportamos al mundo que nos rodea, es la única que nos ayuda a huir de él para escapar a otro mucho mejor. A esa que siempre está ahí cuando nos sentimos solos. A esa que, pase lo que pase, nunca nos abandonará.
- Pero yo no tengo esa amiga...
- Sí, sí que la tienes.
- ¿Y cómo se llama?
- Su nombre es lo de menos. Pero tú puedes llamarla múscia.

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