dissabte, 15 de setembre del 2012

Ya no existe la inocencia.

Y, hoy, me estoy dejando llevar por lo que me gusta, por esas personas, que para muchos son gentuza y malas influencias, peor al fin y al cabo me entienden y me sacan una sonrisa diara mínimo. Pierdo la noción del tiempo, de la nostalgia, la distancia, de todo lo que me duele. Intento ver el lado positivo de todo, y aunque yo no duela, sí inspira. Porque todo ha camiado, ha dado un giro y este giro me ha hecho ver las cosas de diferente forma.
Las buenas compañías no son las misma, el amor es diferente y el mío se miede en quilómetros y no en besos, y las sonrisas ya no salen por las mismas personas. 
Humo por la habitación. Monstruos, máscaras por todas partes. ¿Dónde quedan todas esas personas que un día me prometieron estar siempre? 
Que las princesas ya no pierden los zapatos y las coronas en los bailes, pierden las formas y las maneras con varios hombres. De punta en blanco, con zapatos de charol espera una mujer en su casa, mientras en el bar de abajo su marido preocupado por el futbol. 
Hoy los niños ya no se portan bien para que los Reyes Magos no les traigán carbón. Ya no sueñan. Y yo, a su edad, todavía soñaba. Soñaba con mi príncipe morado, sí, morado, el príncipe azul nunce me gustó. Soñaba con vivir en una casa grande cerca del mar. Hoy sólo quiero tenerte aquí a mi lado. 


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