dimecres, 15 d’agost del 2012

Seamos eternos.

La mayoría de la gente piensa que al enamorarse, miles de mariposas alborotarán su estómago, el Sol siempre brillará en el cielo, todo girará entorno a ese amor. Pero no, las mariposas que supuestamente alborotan tu estómago, te comen por dentro, te destrozan, hasta dejarte hundido. El Sol que siempre brilla en el cielo, te abrasará, hasta que te rindas, te evapores. Y esa persona por la cual darías todo y más, pasa de ti, no existes en su mundo, eres uno más.
Pero no siempre es así, de vez en cuando, muy pocas veces, hay personas que consiguen todo lo mencionado al principio, tras superar a las mariposas, ignorarlas, atacarlas, y meterlas en un tarro de cristal, tras apagar el Sol, cubriéndolo con una manta, después de superar los obstáculos que conlleva el primer paso del enamoramiento, consiguen captar la atención de esa persona. Aquí empieza la segunda etapa, sudor de manos, risas tontas, nervios cuando quedan diez minutos para velo, sonrisas al dormir... La mayoría de personas que llegan a esta etapa, no consiguen llegar a la tercera, una de las dos personas cambia, y el tarro se rompe y las mariposas salen. Sin embargo, hay gente que sí lo consigue, pasa a la fase dle ocho tumbado, para quedarse y no irse.
¿Moraleja?
Quién no arriesga, no gana. Así que... ¿llegarás o no a la tercera fase?


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