diumenge, 22 de juliol del 2012

No deberías ser tú.

— Parece que todos se estén riendo de mí  me siento en el suelo, ya que la única silla que hay en la habitación está ocupada por ella, aunque no me importa demasiado, ya que hace mucho calor y el suelo está frío. 
 No lo hacen, cielo  me mira con dulzura mi amiga. 
 Pues en mi mente sí. 
Aprieto con fuerza mi pecho a mis rodillas, cogidas por mis brazos y fijo mi mirada en algún punto distante que ni yo misma soy capaz de descifrar. En cambio, ella no aparta su mirada de mí. Está preocupada, de eso no hay duda, y odio que lo esté. 
 Los rumores de la esa otra chica me matan... Me gustaría tener el valor suficiente para llamarle, ¿qué digo llamarle? Para ir a su casa y preguntarle si hace lo mismo con ella cuando estábamos juntos. Me encantaría poder demostrarle que ni esa chica, ni ninguna otra, podrá quererle como yo. 
 Es un tonto, ya se dará cuenta de lo que vales, hermanita  se levanta de su silla morada y deja que su gato, al que estaba malatratando a caricias se escape en dirección a quién sabe dónde. 
 Lo sé. Y aún así le quiero. Estoy segura que cuando esa chica sepa cómo es realmente le dejará.
 Y se quedará solo se acerca a mí y se sienta a mí lado, dejándose caer apoyada en la pared. 
 Yo nunca le haría eso. ¿Cómo ha podido olvidar los planes que hizo conmigo? ¿Por qué no he podido yo?  apoyo mi cabeza en su hombro y noto su mano acariciando mi pelo, posiblemente hecho un asco después de estar toda la noche sin dormir.  
 Es tonto  vuelve a decir, como si repitiéndolo consiguiera en mí el mágico efecto de olvidarle.
 ¡Es que no es justo, esa chica debería ser yo! Yo debería hacerle reír, debería cogerme a mí de la mano por la calle, y no a ella. 
 El amor es una mierda. 
 No, yo creo que el amor no es una mierda. Mierda son las personas que juegan con él. 
 Pues él es un mierda   suelta casi escupiéndolo. Como si se lo imaginase aquí delante para poder reprocharle todo el daño que me ha hecho. 
 Debería ser yo quién le besara, o quién se enfadara con él por no dejarme pagar nada  digo casi sin darme cuenta, sin querer decirlo. 
 No pienses ahora en eso  la miro con los ojos abiertos, como si acabara de decir la mayor tontería de su vida—.  Vale, lo sé, no puedes pensar en otra cosa, perdona. 
Me pongo a reír al ver la cara de buena niña que pone después de disculparse, pero la risa me dura poco tiempo y paro. 
 No puedo seguir así  me levanto del suelo, decida, con fuerza.
 ¿Cómo? ¿Dónde vas?  —se levanta también dispuesta a seguirme a todas partes. 
 Necesito que entienda que yo debería ser 'su pequeña', y no ella  digo con voz firme, esperando que entienda que esto tengo que hacerlo yo sola . Me dijo que necesitábamos un tiempo, porque yo cometí muchos errores. Me sentí tan mal... Pero ahora duele tanto que incluso es gracioso. Es gracioso cómo usó esa escusa para reemplazarme por alguien con mejor cuerpo e incluso que bese mejor. Me trató como una tonta... ¿pensó que nunca le vería con ella en el parque, o en el cine? O a todos esos sitios donde, antes, me llevaba a mí. 
 ¿Sabes lo que está haciendo, verdad? Está intentando romper tu corazón... otra vez. Y lo peor, es que sabe que está consiguiéndolo. 
 Nunca debí dejarlo ir...
 ¿Estás de broma? Estoy convencida de que eso ha sido lo segundo mejor que has podido hacer nunca.
 ¿Qué es lo primero?
 Lo primero debería ser olvidarle. 



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