Puto infierno.

Harta. Hasta los mismísimos. "Eres preciosa, no sé por qué hacer lo que haces". Exacto, chaval. No tienes ni idea. No tienes ni idea de lo que pasa por mí cabeza, lo que pienso cuando me veo en algún espejo. No tienes ni puta idea. No soy ninguna Top Model, tampoco quiero serlo. No soy la chica perfecta, ni la que todos los chicos miran cuando voy por la calle, tampoco quiero serlo. No soy una chica que destaque solo con el hecho de sonreír, tampoco quiero serlo. No soy la típica chica con la que sueñan todos para poder estar en su cama, tampoco quiero serlo.

Quiero ser normal. 

Quiero estar sana. 

Quiero que este problema salga de mi cabeza. 

Ayer, me enteré que una de mis mejores amigas, tiene un problema con la comida, y hace cosas que pueden afectar a su salud. Me puse histérica. Le grité, me enfadé y le hice prometer que no lo haría más. Después, al llegar a mi casa, sentí asco de mi misma. ¿Cómo pude hacer eso? ¿Cómo pude chillarle a mi amiga por algo que también sufro yo? No está bien, no es sano, no es normal. Lo sé. Pero puedo entenderla. Puedo saber por lo que pasa. Puedo saber qué le pasa por la cabeza, porque es lo mismo que me pasa a mí por la mía. Podéis llamarme falsa, sí. Pero lo volvería a hacer. Porque esa chica, no se merece pasar por el infierno que está pasando, que le están haciendo pasar. No es justo. Nadie debería pasar por este infierno. No te deja vivir, te cambia.

Pero no es sólo culpa mía. Sé que el problema lo tengo yo. Mi cabeza. Mi cuerpo. Pero, ¿qué hay de la mierda de sociedad que nos envuelve? Esa, justamente esa, que no acepta que las chicas gordas sean preciosas, o las que creen que la máxima belleza se encuentra en un cuerpo que da asco. Esa que te juzga si no das la talla correcta. Esa que no te quiere si no vas con escote y minifalda. Esa que no te acepta si no eres perfecta. Esa que te hace sentir mierda. Que te hace sentir nadie. Esa que te hace sentir sola, y esa que te aterra. Que te aterra por el miedo a quedarte sola por no ser perfecta.