divendres, 27 d’abril del 2012

Ella, ajena a todo y todos.

Ella, ajena a todo lo que el mundo le gritaba, pensaba en lo mal que lo estaba pasando. En cómo había cambiado su vida desde que él se fue. Seguía pensando que tenía la culpa, que el error había sido suyo, que lo dejó escapar. Que el sería el hombre de su vida. Tenía que serlo, sí. Después de tantas cosas... No encontraría a ninguno mejor. Solo quería recuperarle. Quería besarle y desmotrar a las demás que volvía a ser suyo...

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